¿Cuántas veces no habéis intentado pelar un tomate y habéis terminado desesperados? Normalmente yo lo hago para las ensaladas o cuando no quiero que queden trozos de piel en mis guisos. La piel del tomate pone a prueba cualquier cuchillo o cortador que utilicéis. Sin embargo hay un pequeño truco que suelo aplicar y que os sacará de más de un apuro.
Una forma fácil de pelar tomates es hacer una “X” en la parte inferior del tomate con un cuchillo, luego sumérgelo en agua hirviendo durante unos segundos. Retira el tomate del agua caliente y colócalo inmediatamente en agua fría. La piel del tomate debería despegar fácilmente en las áreas donde hiciste la “X”.
Otra forma es pelarlo con un pelador de verduras o un cuchillo de cocina, pero esto requiere más habilidad y cuidado para no perder mucha carne del tomate y para no cortaros.
Y por último, una tercera forma es usando una cuchara sopera. Simplemente abre el tomate por la mitad y con la cuchara saca la pulpa.