Restaurante Galaxia

Restaurante Galaxia (Badajoz)

Hará como un par de años oí hablar por primera vez maravillas acerca de este restaurante. Por otra parte, recientemente, regalé un libro a mi pareja sobre los templos de la restauración en este país, una lista de sitios donde lo que primaba no era la cocina elaborada sino la buena calidad de su materia prima. Digamos que se trata de una guía pero de sitios que se nutren de material de primerísima calidad. En la misma, el restaurante Galaxia ocupaba una posición privilegiada por lo que lo puse en mi punto de mira.

Restaurante Galaxia
Restaurante Galaxia

El restaurante Galaxia, según nos contó Jose María, su actual dueño, fue puesto en marcha por tres socios y Pepehillo fue contratado como cocinero. Dos años después el conocido hostelero pacense, que falleció en 2008, se quedó con la propiedad del negocio junto con su hijo, que actualmente se mantiene al frente.

Estas Navidades decidí ir y ya de paso conocer Badajoz, ciudad en la que nunca antes habia estado. Cogimos un hotelito al lado del río el 1 de enero y realizamos reserva para almuerzo el día 2. Badajoz es una ciudad pequeña y cómoda por lo que en un segundo estás en el centro. El restaurante está muy bien situado justo enfrente de El Corte Inglés y al ser una referencia gastronómica de la ciudad es fácil dar con él.

El local es precioso, parece un búnker de la guerra, una especie de cilindro con el techo ovalado lleno de cuadros y recuerdos familiares. Nada mas llegar encuentras una barra donde degustar algunas referencias de la carta en forma de tapas. A la derecha un acogedor salón con mesas bien espaciadas y un salón-comedor ya más reservado. Además, tuve la suerte de verlo adornado con luces debido a las fiestas. Todo Precioso.

Nada más sentarmos se pasó por la mesa el dueño del local, Jose María, hijo del antiguo cocinero, Pepehillo. Todo educación y simpatía nos hizo algunas sugerencias que no debíamos irnos sin probar así como un vino que el mismo eligió y que nos encantó a los cuatro comensales.

José María y su padre, Pepeíllo
José María y su padre, Pepehillo en el cuadro.

Como siempre nos pedimos un vermut y por cortesía de la casa nos obsequiaron con un arroz con carne buenísmo y en su punto.

Arroz con carne
Arroz con carne

Para comenzar queríamos probar su famosa chacina extremeña por lo que pedimos un variado compuesto de jamón y lomo doblado, así como un plato de morcón que se deshacía en la boca. Más que morcón parecía paté para huntar. El lomo doblado no lo había probado nunca y os tengo que decir que tiene un sabor suave, sin estridencias, de los que se quedan en el palador durante un tiempo. Para regar estas viandas nos dejamos guiar por Jose María que nos recomendó un vino de la tierra, Madre del Agua, de Viña Puebla que supuso todo un descubrimiento para nosotros. La verdad es que en los últimos años Extremadura está sacando unos vinos de muchísima calidad.

Después de estas entradas pedimos cuatro volandeiras, un tipo de molusco parecido a la Vieira. Aclarar que el pescado y marisco de Galaxia tienen bastante fama pero viniendo de Huelva, donde eso lo tenemos de sobra, decidimos decantarnos por los productos más de interior aunque no pudimos resistirnos a esta concha tan exquisita. Lo acompañamos con un plato típico como es el revuelto Pepehillo, una cazuela de merluza con tiras de jamón que aparte de fresca estaba exquisita.

A continuación cambiamos de vino y nos pedimos un Pago de los Capellanes (Roble) que nos sirvió para maridar con una Tortilla Galaxia (otro de los platos más demandados) y un estofado de rabo de toro al estilo Pepehillo. Tengo que decir, para ser justa, que la tortilla estaba buena sin mas pero el rabo de toro exquisito, guisado en su punto.

Llegados al postre nos decantamos por dos clásicos de la repostería: El Brownie de chocolate y la tarta de queso con fresas. Nos dijeron que eran toralmente caseros y no mentían. Exquisitos ambos aunque la tarta de queso es de las mejores que he probado. Tras esto nos despedimos con unos cafés y cuatro copas de licores varios como debe ser. Por cierto, me cantaron el cumpleaños feliz la gente que estaba allí comiendo.

Para finalizar este pequeño artículo os voy a contar una anécdota para que veáis la profesionalidad y la simpatía de Jose María, el hijo de Pepehillo. Cuando ya nos íbamos, sabiendo que veníamos de Huelva expresamente a comer a su local, se acercó a despedirse y nos empezó a contar batallitas simpáticas sobre los inicios del negocio. Nos hicimos unas fotos y en la conversación se entera de que habíamos pedido la segunda botella de vino pero que no era la que él nos quería recomendar. Así que ni corto ni perezoso mandó a uno de los camareros a que nos trajera dos botellas de ese vino para que nos las bebiéramos en casa. Sincereamente, me quedé sorprendida con el detalle y nos despedimos prometiendo volver en otra ocasión. A mi desde luego me tiene ganada. Lo tengo apuntado en mis sitios TOP.

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