Hacía ya tiempo que mucha gente me estaba recomendando pasarme por restaurante Masero en pleno corazón de la capital onubense. Al principio era algo reacia pues ultimamente estoy un poco cansada de la nueva cocina de gastrobar que tan de moda está hoy en día, como setas por el monte. No es que no me guste sino que creo que en ese sector de la gastronomía, como en casi todo, hay mucho malo y poco bueno. Con el tiempo me he aburrido un poco de tanta deconstrucción, tanta reducción y tanto caramelo por encima de los platos que, si bien quedan muy bonitos, matan en la mayoría de los casos el sabor de la materia prima.
Dicho esto, ya sabéis que si publico una recomendación para mis amigos en este blog es porque cambié mi idea inicial del sitio en cuanto me senté a la mesa. El trato exquisito por parte de los camareros, la comida llegando en su momento justo y con guarniciones y salsas que acompañaban perfectamente a cada plato. Es por ello que escribo sobre este sitio porque es de los que más me han gustado ultimamente y de los que volvería a a repetir.
El local donde se ubica el restaurante Masero tiene mucho encanto y está decorado de forma exquisita. Está lleno de detalles tanto sobre las paredes como sobre la mesa. Precisamente nos sentamos al lado de un jardín vertical perfectamente cuidado y desde donde veíamos el resto del salón. La cubertería y la forma de presentarte el pan y cubiertos es muy original y de ésto último me gustaría comentar la calidad del pan y los picos que te traen en una bolsita de papel.
Nada mas sentarme a la mesa pedí mi clásico vermut, ese que nunca falta para abrirme el apetito. Tuve mucha suerte porque me puso el de Bodegas Sauci, para mi de los mejores que puedo encontrar en restaurante, como casi todos los de mi pueblo. Más vermut de bodega artesanal y menos Martini quiero en la mesa.
Como casi siempre que voy a estos sitios con nombres largos en la carta me dejé asesorar por el jefe de sala. Pedimos para empezar unas croquetas de langostinos exquisitas y una ensaladilla de langostinos y mahonesa de ajobacalao. A continuación llegaron unos langostinos a la sal en su justo punto. A esto es a lo que me refería al principio, los langostinos, para estar exquisitos, no necesitan mas que cubrirlos de sal y ponerlos al horno… eso es todo. Como veréis por la comanda el langostino de uno de mis mariscos preferidos.
Seguidamente cambiamos de tercio y nos fuimos a la carne. Pedimos el carbón de presa que nos llegó en una bonita presentación, de esas que se quita la campana de cristal que lleva encima y aparace mucho humo que al disiparse deja ver la carne. También, por curiosidad, lo acompañamos de trampantojo de trufa, ya sabéis esos platos que parecen una cosa y son otra. Exquisito y muy recomendable si vais por Masero. Estos platos fueron regados con una botella de Luis Cañas, un vino que me encanta por su relación calidad/precio.
Luego llegó el pescado y en este punto no tuvimos dudas. Nos ofrecieron una corvina a la plancha muy bien acompañada de una guarnición de tomates asados, patatas y cenizas. La guarnición estaba tan exquisita como el pescado y que bien acompañaba a la corvina.
Al llegar el postre estábamos llenos pero teníamos que probar algo de su carta y, una vez mas por recomendación del camarero, nos decantamos por una torrija cubana bañada en ron miel y caramelizada con coco. Un plato con una presentación magnífica y un sabor difícil de explicar y muy recomendable de probar. Seguidamente nos animamos con un Volcán de Guanaja, un postre exquisito a base de chocolate.
Como síntesis de esta aportación os diré lo siguiente: para mi la gastronomía es descubrimiento y sorpresa. Igual que entré con una idea del establecimiento, gracias al buen hacer de los camareros y de su chef, Abel Masero, salí con una idea completamente diferente y dispuesta a escribiros esta recomendación. El sitio es acogedor y la comida de calidad y bien elaborada, ¿que más se puede pedir? La carta es muy extensa por lo que tenemos pensado volver e incluso pedir algunos platos que sólo están disponibles por encargo. Sinceramente creo que, hoy por hoy, es de los mejores sitios donde puedes comer en Huelva y a un precio más que razonable. Totalmente recomendable.